martes, 27 de agosto de 2013

Los dos cuartos del niño



El niño era feliz en su cuarto.
Sabía en que rincón del suelo tenía cada muñeco, cada pelota, cada avioncito y cada trompo. Cada lugar era un mundo. El niño Tenía las paredes pintadas de blanco y celeste, cada mancha en la pared de salsa o jugo era el recuerdo de la aventura que había vivido un día en especial. El niño no pisaba ni rompía sus juguetes por la mañana, y no tenía horarios para ir a jugar. Las rejas de la cuna eran sinónimo de libertad.
El niño se puso alegre, sus papas habían visitado su habitación;  ellos eran grandes y sabios. El siempre jugaba a ser como ellos. El niño les acercó sus juguetes, pero el padre se tropezó con un ladrillito. La madreé lo retó por desordenado. El niño dijo que era su mundo y que ese ladrillito representaba una gran muralla, que dejaba como chica aquella que vió por fotos de algún país lejano.
El niño despertó al día siguiente. Sus juguetes estaban distribuidas de forma distinta, su madre los guardó de diferentes manera. El padre le pintó las paredes de Marrón y el cielo de negro… ambos le pusieron una camarita con forma de un Santa Claus, y le avisaron que si se portaba mal no recibiría ningún regalo si no carbón.
Los padres vigilaban continuamente la habitación, y volvían a juntar los juguetes cada vez que el niño los usaba.

El niño fue feliz en su cuarto… pero ese ya no era su cuarto.    

sábado, 5 de enero de 2013

Declaración jurada


Señor juez, está usted equivocado, esta acusación es falsa, yo no he cometido ningún crimen, más bien yo diría hice un ajusticiamiento. Voy a contarle en esta declaración jurada la verdad, de porqué fusilé a mis dos hijas, a mi mujer y a mi suegra. Para empezar, le quiero decir que yo soy un profesional muy respetado, he construido grandes edificios, y puede usted asesorarse en la base de datos de la universidad que me he recibido de ingeniero con diploma de honor. Usted también puede constatar que los trabajos que realice fueron más que satisfactorios y que nunca en mis años de trabajo he recibido una sola queja. Pero más allá de todo el prestigio que obtuve en mi carrera y en mis estudios, no me hacen sentir, quiero decir, no me hacían sentir igual en mi hogar. En la entrada de mi casa lo primero que se exhibe es un fusil Remington del ya fallecido padre de mi suegra, ese fusil era adorado por la vieja y por mi esposa, y siempre contaban que fue usado en la conquista del desierto en la época de roca, aquel el viejo era soldado, y tras haber matado a varios indios en una batalla le quitaron la vida. De modo que ese fusil es el ultimo artefacto que tocó con vida. Llevaba años colgado en la pared sobre la estufa del salón principal, abandonado. Yo llegue un día como todos luego de una ardua jornada laboral, y tuve que soportar nuevamente los gritos de esa vieja de mierda porque llegaba sucio y le ensuciaba el tapizado. Como usted comprenderá señor juez, ese día había llovido mucho, y me embarré el traje y los zapatos, pero la vieja no salía nunca de la casa, y tal vez olvido si existía el barro y que uno se mancha fácilmente. No tuve tampoco buena suerte con mi esposa, que en vez de saludarme con un beso como cualquier esposa normal haría me pidió, o mas bien me obligó a darle las ganancias del dia “Para que no te los gastes en whisky o cigarrillos”, Pero ella cada vez que se compraba carteras o vestidos yo no podía decirle nada, la diferencia es que ella no lo trabajaba, y yo sí. Y por ultimo me mando a cuidar a las gemelas… esas dos gemelas bebes son rubias como la madre, mientras que yo soy morocho. Son dos gemelas que tienen un año y no saben ni caminar. Fui al cuarto de las bebes y descubrí que habían roto mis libros de Rousseau. Valla uno a saber como lo agarraron, y que les atrajo la atención, porque la tapa era color marrón sin dibujo alguno. Entonces señor juez yo comencé a gritarles y a regañarles. Esas dos bebes siempre están abandonadas, y yo soy el único que les prestaba atención, y como no estaba en casi todo el dia por distintos motivos se criaban a la marchanta. Tras escuchar mis gritos apareció la vieja y mi mujer me insultaron por gritar, porque los vecinos iban a protestar. Las dos bebes llorando y no les importaba, y cuando se lo recriminé y me echo de la casa… No puse resistencia alguna, agarré mis zapatos y cuando estaba por irme sentí un ruido en el salón y volví a ver aquel antiguo fusil Remington, que estaba hacía años pasando desapercibido. Con las nenas llorando subí nuevamente las escaleras y me dirigí al cuarto. Pum, un disparo, la vieja cayó “que haces hijo de puta” gritó mi mujer, que al segundo disparo también cayo… hacía cuantos años este arma no se usaba, y seguía cargada… las dos bebas inmediatamente pararon el griterío y se callaron. Y por fin comprendí de una vez por todas, que no eran hijas mías, yo no me habría callado, si no habría llorado más si fuese un bebe… eran hijas de mi mujer. Y su fantasma iba a molestarme si continuaban estando esos dos lacayos en mi casa, yo necesitaba de una vez la libertad. Y por fin, solo por fin, tras ultimar a los dos bebes lo logré. No soy un asesino señor juez, Ningún padre de la patria de ningún país es asesino. Yo soy un mártir, porque no maté, ajusticie, y lo hice por la libertad. Juro que he dicho la verdad, solo la verdad, y nada más que la verdad, señor juez.

Fernando Nicolás Parada

viernes, 14 de septiembre de 2012

Un desencuentro temporal


Luego de que Beatriz rechazara su propuesta, Él arrojó el diario sobre la mesa de la cocina, y tras una mirada llena de odio, se fue del departamento. Ella, por el contrario, se sentó a leer el diario el cual decía que hubo un desaparecido mas.
Beatriz había perdido el miedo engendrado por las continuas formas de represión del gobierno militar, y ya no veía los motivos por los cuales tenía que quedarse en su cuarto sin poder protestar. Quizás, el tener un compañero de habitación que viviera en el 2012 la tranquilizó, Aun sabiendo que sus tiempos dejaron 30.000 desaparecidos, y más de un millón de torturados. Ella sabía muy bien donde podrían encontrarse sus compañeros universitarios que misteriosamente abandonaron las carreras, por más de que las notas los acompañasen, y sentía el resentimiento, (aunque siempre aclaraba que resentimiento es muy distinto al miedo) de no poder denunciarlo públicamente, porque también sabía quiénes eran los grupos económicos, mediáticos y sociales acompañaban a la junta militar.
No distinguieron fácilmente que vivían en dos etapas históricas distintas, al principio pasó desapercibido, los efectos visuales de la vestimenta de Beatriz la cual parecía a ojos actuales sacada de la película de John Travolta “Fiebre de sábado por la noche”, mientras que las ropas que él vestía daban una impresión de desarreglo cuya descripción resulta imposible de hacer. Con el correr de los días fueron más obvias las diferencias, con conversaciones en los cuales, Beatriz se refería a la empresa telefónica nacional como “EnTel” mientras que él lo hacía con el nombre de “Telecom S.A” y llego al punto culminante cuando Ella se refería como jefe de gobierno al dictador Jorge Rafael Videla y él mencionaba a un gobierno democrático. Si bien él tomó la noticia con calma, Beatriz recibió el trago como un balde de agua fría, quizá por lo increíble que resultase la noticia y la irracionalidad, además de que impedía que se lo contara a sus amigas, a causa de que tenía la costumbre de irse del departamento cada vez que venían visitas. En la intimidad, Beatriz le repudiaba este acto, a lo que él le contestaba “Solo me interesa verte a vos”, y ella sabía que era cierto, de hecho, a veces se preguntaba si realmente él tenía otro allegado aparte de ella misma, y si le preguntaba por su familia o sus amigos, inclusive por sus compañeros de estudio, simplemente contestaba con una tenue sonrisa y le afirmaba que eso no importaba, que lo único que le importaba en el mundo era ella.
            Permítanme el atrevimiento de decirles, y espero que no se tome como una ironía, que no es fácil la convivencia entre dos personas que viven en años distintos, y no por el trato entre dos personas, porque de hecho, él y Beatriz parecían dos jóvenes enamorados de 20 años con una relación común. Si bien nunca salían juntos de su departamento por decisión de él, su trato era normal, pero a la hora de tomar decisiones en conjunto Beatriz encontraba a un gurú en vez de a un enamorado. Sabían que no era fácil vivir en dos años distintos en un país el cual él sabía todo lo que Beatriz iba a ver, y fue una paradoja tremenda, que un día haya abierto la puerta del departamento un tanto nervioso, con las ropas características de la década del setenta y sosteniendo un diario en la mano, y le haya ofrecido escaparse cuanto antes e irse a vivir juntos a un lugar neutral, donde todo fuese una nueva aventura. Pero lo más sorprendente no fue el cambio radical del sujeto… si no la respuesta negativa de Ella. Tras un incomodo silencio mutuo la miró fijamente y le dijo que se arrepentiría de su decisión, no le preguntó por qué lo rechazo ni intento convencerla, ella tampoco lo supo. Pero luego de que Beatriz rechazara su propuesta, él Arrojó el diario sobre la mesa de la cocina y tras una mirada llena de odio, se fue del departamento. Ella, por el contrario, se sentó a leer el diario el cual decía que hubo un desaparecido mas. Tras este acto, sus caminos jamás volvieron a cruzarse.

Fernando Nicolás Parada

jueves, 30 de agosto de 2012

Mía Esperanza Argentina.


Mía Esperanza nació el 24 de Marzo de 1976 en buenos aires, a las 00:30 horas. Su madre, Libertad, Sufrió una compleja cesárea. Los médicos le afirmaron que años antes habrían muerto tanto ella como la beba. Y tampoco sabía quien era su padre. Estuvo con tantas personas que la habían conquistado de distintas formas, con distintas palabras y distintos ofrecimientos, pero a corto o largo plazo todos la abandonaron y le hicieron daño.
Mía Esperanza comenzó a hablar casi a los cuatro meses de vida. Y al faltar muy poco para cumplir los 6 meses, la expulsaron un 16 de septiembre de maternal, por hablar y quejarse de las fallas de esa institución. Tampoco podía jugar a las escondidas, su juego favorito. Por que se decía que miles de chicos al igual que ella por jugar a ese juego aún seguían buscándolo, y la partida se extendía por meses y años...
                Mía Esperanza sufrió los primeros años de vida. Y ni siquiera entendió por que tenía que festejar la conquista del mundial desde la pobreza y el maltrato a ella y a su madre.
El 2 de abril de 1982, en el pequeño pueblíto donde ella vivía llegaron los conquistadores y se desató una guerra, por el cual lo tubo que abandonar su tierra.
El 11 de Junio del mismo año, Mía libertad fue bautizada. se dice que por una persona importante. Esta persona, al notar su sufrimiento en el rostro, le auguró que vendrían tiempos de paz; Y no se equivoco. A los apenas 5 días, la guerra se terminó y Mía Esperanza y su madre Libertad pudieron retomar a su pueblo. Aunque no era el mismo, la guerra lo había azotado y quedó muy dañado.
Al año siguiente, ya con ocho años se enteró que se podía elegír quien la gobernara y que los habitantes se podrían llevar bien entre si y no pelearse. Pero no entendió el motivo de que uno de los dos candidatos que querían gobernar prendió fuego un ataúd con el nombre del otro, ¿eso significa llevarse bien?.
                Mía Esperanza continuó creciendo, ahora mejor. Se había acabado su pobreza. Y descubrió que los perdedores de las escondidas fueron presos, un 9 de Diciembre de 1985.
Mía Esperanza volvió a sufrir cuando el 23 de enero de 1989 vio un enfrentamiento en el campíto donde ella iba a jugar entre dos grupos militares. ¿Eso no había quedado atrás en la historia? ¿Porqué volvió a ver muertos en la calle?.
Mía Esperanza había crecido y ya era joven cuando el nuevo presidente le quitó los trenes donde ella viajaba, con la excusa de que “hacían paros” ella sabía que quejarse estaba bien. Y recordó cuando la expulsaron del colegio por hablar y quejarse.
Corrían las fechas de diciembre del 2001 y se enteró que perdió toda la plata que tenía ahorrada por que los gobernantes se la prohibieron sacar del banco. Estaba en la universidad estudiando sociología, la carrera que había elegido por vocación cuando pararon todo, y sintió que ya era grande y se decidió a protestar aún mas, pero sin agredir a nadie. Ella sabía que eran los golpes por lo que vivió de chiquita.
              Mía Esperanza murió asesinada el 19 de diciembre del año 2001. La leyenda dice que ella reencarnó. Y si bien los argentinos sepan que es un mito, prefieren creerlo y buscan su cuerpo.


Fernando Parada

lunes, 27 de agosto de 2012

El ajedrez, el general y el presidente


El general mueve la reina.
-Jaque
El presidente miraba el tablero, y de reojo observa su silueta en aquel sucio espejo. En las inmediaciones del palacio de gobierno se escuchaban los sonares de las botas militares acercarse. Los rumores del golpe de estado eran ciertos.
Volvió a dirigirse al tablero
-Esto aún no termina.
El presidente Movió su ultimo alfíl exponiéndolo al ataque de la dama del Jefe militar y protegiendo su ficha mas preciada. El rey. El gobernante. Él mismo.
El general Fumaba un Habano.
Fuma con Rigor, con entusiasmo, con superioridad, con soberbia, con firmeza.
-Todos somos fichas.- Dijo el general. Y movió su rey a una posición ofensiva. El cual estaba protegido por la dama.
El presidente busca ganar tiempo. Ve desde las ventanas fuego. Ve humo negro. Era un incendio. Lo sabía. El presidente sabía que era lo que ardía.
-Sí. Lo somos todos. ¿Era necesario quemar La basílica?.
El presidente captura con su alfil la torre del General.
-Somos todos victimas. Todos. Todos.
El general repite varias veces “todos” mientras fuma.
Con temblor de manos. Con labios tiritantes.
-Jaque. Y en dos jugadas mate.
El presidente se percata de que la partida llegó a su fin.
El presidente escucha que derriban la puerta de la casa de gobierno
- Desde un simple ciudadano, hasta usted o yo .- afirma el general
El presidente iba a contestarle. Lo vio en el lejano de la mesa de madera fina. Y notaba que lloraba.
El general tenía sus ojos llenos de lagrimas.
Mientras que fumaba.
Fumaba con el habano apuntando al suelo, triste, solitario.
El presiente escucha que llegan a su recinto. Tira el rey. Y hace su ultima jugada. Trata en vano de escaparse.
Al abrir la puerta le disparan.
El presidente nunca supo quien le disparo.
El presidente sabía quien ganó en el tablero. Pero no quien ganó realmente la partida.
“somos todos fichas” consigue oír.


Fernando Parada.